Un cruce infernal hacia el sueño americano
Caminar hasta 14 horas por día durante siete días seguidos bajo lluvia, atravesar ríos caudalosos, recorrer riscos peligrosos, pisar terrenos enlodados, sortear animales peligrosos, cruzar por zonas donde dominan grupos delictivos y no hay presencia policial, ser víctima de trata de persona, de violaciones, extorsiones, secuestros, entre otros riesgos más, son algunas de las situaciones que enfrentan quienes deciden cruzar el Tapón del Darién para alcanzar el llamado sueño americano.
Hoy, una de las zonas más peligrosas del mundo para transitar, se ha convertido en una alternativa para quienes en medio de su desesperación huyen de Venezuela en búsqueda de una mejor calidad de vida.
La cifra de venezolanos cruzando El Darién ha aumentado a tal punto que ya supera la de los haitianos, que eran quienes empleaban esta ruta para llegar a los Estados Unidos. Niños, mujeres, personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y hasta lactantes son población altamente vulnerable que está caminando por esta selva.
El Diario La Opinión y Estoy en la Frontera hicieron una investigación sobre lo que significa esta travesía para los migrantes y refugiados venezolanos, en la que se evidencian todos los riesgos que corren al hacerla.
Los venezolanos y el Darién, un cruce infernal hacia el sueño americano es una muestra de lo que está pasando en el Tapón del Darién y de lo que están viviendo las personas que a diario se arriesgan a adentrarse en plena selva y ver si logran sobrevivir a ella.
'Tú sientes que entre la vida y la muerte hay un respiro en la selva’
"Yo soy venezolana, nací en Maracaibo, tengo 26 años y cuando decidí comenzar esta travesía, como tantos migrantes, tenía un trabajo normal en Venezuela ganando un salario mínimo y la situación era cada vez peor.
Este año empecé a escuchar que estaban dando tantos beneficios a los venezolanos en el norte y decidí emprender esta travesía.
Primero, intenté ver si podía con el pasaporte, pero lo tenía vencido, entonces, me tocó tomar la decisión de irme por tierra, no pude hacer un grupo y decidí irme sola, asumiendo un riesgo muy grande.
Salí por la trocha de Maicao (La Guajira), el 2 de mayo. Ese día comencé mi viaje atravesando Colombia hasta llegar a Maicao, Barranquilla, de Barranquilla agarré un vuelo hasta Montería, tomé un bus hasta Necoclí, que fueron dos horas de viaje.
Allí en Necoclí compré todo lo que necesitaba: unas botas, un camping, comida, preparé mi maleta, aunque normalmente te dicen que todo eso lo vas a perder, que no lleves tanta ropa, yo llevé poquita, llevé medicamentos y emprendí mi travesía.
De Necoclí te bajas en Capurganá y ahí te están esperando unos guías, esos guías que ya otras personas han pasado y ellos te los recomiendan. Allí me dieron dos opciones: una ahorrándote tres días viajando en lancha y la otra selva completa que cuesta 150 dólares. Yo pagué 300 dólares y me ahorré de 3 a 4 días de camino, porque te llevan en una lancha rápida por la costa de Panamá.
Esos 300 dólares que tú pagas en Capurganá te cubre toda la travesía por la selva hasta el campamento El Abuelo, donde te recoge la ONU.
A las 12:00 de la medianoche sales de Capurganá, ya que esas lanchas rápidas son ilegales y son utilizadas para el transporte de drogas y el tráfico de humanos. Las lanchas las ubican en la parte de atrás de donde están los restaurantes, tú esperas en Carpurganá sin hacerte sentir, igual ya toda la costa sabe que ese es un paso, allí hay una sola policía y no están pendiente de eso.
Son lanchas de 4 motores. A la 1:00 de la madrugada llamaron y dijeron que la policía costera estaba en un descanso y era el momento preciso de pasar y en ese proceso de atravesar el mar yo vi como 20 lanchas más, cada una tenía como 60 personas, te podrás imaginar la cantidad de gente que pasan a diario. Allí había haitianos, africanos, asiáticos, de todas partes del mundo.
Una vez le dan el aviso empieza la travesía como tal, allí es cuando sientes que el peligro va comenzando, porque cuando estás en Colombia y Venezuela no se siente el miedo tan fuerte como cuando tú te montas en esa lancha. Al final todos vamos a pasar por la selva, días menos, días más, pero todo vamos a pasarla.
Migrantes hacen cola para ser transportados desde el pueblo de Canaan Membrillo hasta la Estación de Recepción de Migrantes en Meteti, provincia de Darién, Panamá. (Foto Luis Acosta /AFP)
El movimiento es tan fuerte que la parte de adelante se levanta, y la única protección que dan son unos chalecos salvavidas pequeños y las maletas van en bolsas amarradas en la parte de abajo y a la suerte de Dios.
En ese momento que atravesamos, en la noche, hay bebés, niños, narcotráfico, drogas en la misma lancha. Llegamos a la costa panameña, donde comienzan mis tres días en la selva, donde llegas y el mismo guía: un panameño indígena, es quien te recibe el dinero.
La lancha nos dejó en un lugar que se llama Carreto. Esa hora y media montada en la lancha me ahorró tres días metida en la selva. El guía me nombró jefe de grupo y yo debía hacerme cargo del dinero, ellos mismos seleccionan quién va ser el encargado.
Yo siempre me decía: debo estar tres pasos adelante, porque yo soy mujer. En la lancha donde yo iba la mayoría eran africanos, yo no les entendía, pero me hacían caso, había cuatro mujeres conmigo y los demás eran hombres. La cantidad de hombres que pasan es mayor que las mujeres.
Nos dan un indígena, que será el guía y quien conoce todo el paso por la selva, y así comenzó mi travesía. En mi grupo éramos cerca de 63 personas y solo 7 eran venezolanos, pero en el camino te vas encontrando gente, porque salen con otros grupos. Solo ese día salían como 15 grupos de 50 personas.
Esa noche que nos dejó la lancha, a mí se me quedó la bolsa de comida y en un bolso yo tenía Ensure, que es un polvo de proteína, y a la suerte de Dios, porque dónde encuentras tu comida en plena selva. Le ofrecí mi vida a Dios y le dije que sea lo que tú quieras.
Entré a la selva, el guía iba muy rápido y desde la entrada te dice que él no se hace responsable de las personas que queden atrás. Siempre traten de ir al paso del grupo, cuando empezamos a llegar, solo teníamos que pasar dos montañas, una de ellas La Llorona, cuando entramos en esa yo quería ir al paso del grupo y me quedé, porque obviamente yo no hacía ningún tipo de ejercicios, yo un mes antes comencé a tomar vitaminas, porque sabía lo que me esperaba, seguí y veía que la gente me pasaba hasta que llegó un momento que quedé sola en esa selva pantanosa donde te hundes.
En ese camino quede sola en plena selva, con miedo a que llegara el grupo organizado que es quien viola y secuestra, que son como 15 personas. En mi resistencia no estaba llorar, en ese camino yo vi de todo. Por ejemplo, de mi grupo una se partió el tobillo subiendo la montaña La Llorona.
En la primera subida tuve que despejar mi bolso, boté todo completamente, caí en un hueco y quedé sola en la selva, fue el único momento en el que pensé que me iba a morir. Tú sientes que entre la vida y la muerte hay un respiro en la selva.
En ese momento, yo me vi sola y ya eran las 4:00 de la tarde y empezaba a sentir que ya caía la tarde y pedía a Dios que no me dejara y casualidad pasó un señor de la India y él me sacó, pero me dijo que no iba a ser responsable de esperarme. Yo le dije que no importaba, pero que me sacara.
Me sacó y empecé a escuchar ruidos, eran unos orangutanes, esos monos te avisan cuando estás cerca del primer campamento, porque el guía al principio nos dijo eso. Cuando llegué (al primer campamento) eran las 6:00 de la tarde y estaba casi oscuro, yo llevé una linterna y con eso me alumbraba. Yo había botado la ropa, porque el mismo peso del bolso te ahoga.
Cuando subimos, en la primera parte de la selva, había un muerto, era un hombre de contextura gruesa, de unos 35 años, estaba tapado por palmas. Llegó rápido, pero por ahogo le dio un infarto y murió a orillas del río. Fue el primer muerto que vi, fue una impresión muy grande, te dan ganas de devolverte, te dan ganas de llorar y te preguntas ¿por qué hice esto?.
Entras en un colapso, que tu mente queda en blanco, lo tuyo es salir de ahí lo más antes posible. Yo iba decidida a todo, pero igual la mujer corre el riesgo de que la violen, secuestren, maten.
Para atravesar esa selva mentalmente debes estar listo, no puedes andar pensando en debilidades.
Salimos a las 5:00 de la mañana (del primer campamento). Al otro día encontré mi guía, porque eso es otra cosa tienes que estar al paso de tu guía, porque ningún otro guía se va hacer responsable de ti. Los guías solo están allí para indicarte el paso, tú no pagas por salud, seguridad, ni medicamentos.
Al otro día empezamos a escalar la segunda montaña, la de La Muerte. Íbamos subiendo y fue cuando vi a dos personas dentro de un camping que habían muerto porque les picó una culebra.
En el caminar vi animales, la selva es tan espesa que no sabes de dónde sostenerte, vi un bebé que se ahogó con su mamá, a pesar de que esa semana que yo pasé no estaba lloviendo.
En la montaña de La Muerte atraviesas riscos, no los escalas sino que los pasas por un lado, tienes que tener fuerza en las manos y en las piernas, porque se pone todo resbaloso. Hubo un momento en que me resbalé y caí de piernas abiertas en una piedra y estuve dos días con hemorragia y no era mi periodo de menstruación, pero el golpe de la piedra me la provocó. Sin una toalla sanitaria y el resto del viaje sangrando, irritada, con dolor y sin detenerte.
Bajas resbalándote con el riesgo de que se atraviese un palo y te tropieces, que te golpees. Yo tenía un pantalón fuerte y bajé con más suavidad. A una persona se le partió el brazo, la pierna, del grupo que era de 60 personas llegamos solo 22, el resto se quedó entre la selva. Es un viaje peligroso, pero uno se arriesga, porque la misma situación del país te impulsa por esa ruta. No encontrar los medicamentos para tu padre, no tener dinero para hacerle un examen. El gobierno nos obliga a un ritmo de vida de necesidades, que nos mantiene como si fuéramos animales. La única solución es atreverte a atravesar la muerte.
En el último campamento encuentras el maizal y sigues andando, luego de siete horas comencé a tener angina de pecho, empecé a ahogarme porque ya la respiración no me daba, forcé mis pulmones al 100%, porque eran subidas que pensaba que eran accesibles.
Mis uñas se me rompieron de raíz, tenía espinas en la palma de las manos y seguía subiendo. Cuando yo vi ese maizal me encontré con una serpiente, nunca había visto una serpiente tan grande, me inmovilicé, la rodee y me alejé del peligro. Ya cuando entramos al maizal yo me estaba cayendo, el cuerpo ya no me daba, me desmayé dos veces, pero venía con un cubano y dos venezolanos en el último día de viaje y son excelentes personas que me ayudaron.
En este tipo de viaje debes llevar dinero, porque allí adentro no vales nada. Por cargarte el bolso tienes que pagar, si te partes una pierna y te toca que te saquen debes pagar hasta 5.000 dólares.
Maribel Torres
Llegué al campamento de El Abuelo, donde te recogen las autoridades panameñas, y fue mi guía quien me sacó cargada, porque ellos me decían que yo podía. En este campamento lo único que te preguntan es de dónde vienes y tu edad.
En ese punto, es que te empiezas a dar cuenta de que vales es plata, una gaseosa cuesta 3 dólares, cualquier cosa que necesites te lo venden. Tienes que llegar en un estado muy precario para que te regalen algo, de resto nadie se compadece de ti. Te bañas en el río, comes, armas tu campamento, salen unas canoas a la ONU y te cobran 25 dólares.
Te revisan el celular, te quitan todo lo que sea punzante y te anotan y los mosquitos te pican una barbaridad. Allí agarré mi primera gripe.
En este campamento, a las niñas y mujeres que son violadas las revisan, les hacen un informe y el mismo Estado de Panamá pone unos buses que te trasladan a la otra frontera. Son 40 dólares, es un negocio, yo nunca vi tanto dinero como el que se mueve en esa frontera.
Me sacaron de Panamá como si estuviera detenida, te atraviesan en estos buses, si tú no tienes dinero te hacen trabajar dos días para que pagues tu traslado.
Yo escondí mi dinero en el cabello, yo decía bueno si me violan o algo no me van a encontrar el dinero. Me los envolví en unas bolsas negras en el cabello.
Te tratan muy mal, para ellos eres una escoria, un migrante. Vi como trataban a los demás, por no tener dinero.
Mi viaje duró un mes y medio (por todo Centroamérica). Yo me desentendí del grupo que venía conmigo, porque ellos se quedaron sin dinero. Me moví lo más rápido que pude, viajé con 4.000 dólares y con eso aún pasé muchas necesidades.
Cada uno tiene una historia diferente en el Darién, llegué a Florida. Ya en el aeropuerto de Estados Unidos llamé a mis padres, y mi mamá lloró mucho y mi papá también, yo vine acá para darles mejor calidad de vida a ellos, porque en mi país no podría ofrecerles nada".
‘Decidí quedarme solo, porque no podía caminar, me sentía full mal’
"Mi nombre es Ángel Díaz, tengo 30 años, yo vivía en Barranquilla (Colombia), donde duré 7 años antes de emprender el viaje. Allá me dedicaba a la cocina, trabajaba en un restaurante que se llama Lechona Serranos.
Nací en Maracaibo y me crié casi toda mi vida en Miranda, pero ¿por qué decidí este viaje? Por superación personal y por ayudar a mi familia y ayudarme a mí mismo.
Dentro de lo que cabe yo estaba tranquilo en Barranquilla, pero nunca logré lo que quería, porque quiero obtener plata, entonces me enteré de la ruta por medio de un amigo que ya se había venido y me explicaron más o menos cómo era todo y emprendí el viaje.
Salí de Barranquilla a Sincelejo, de Sincelejo a Montería y de Montería viajé a Necoclí desde donde agarré una lancha hasta Capurganá y desde Capurganá me interné en la selva, duré 7 días atravesando la selva.
Yo duré 7 días porque atravesé por el lugar que es más lejano, porque hay personas que duran 3 días, pero viajan por Carreto y la lancha hasta allá cuesta 350 dólares, la que yo pagué me costó 50 dólares, más el guía que son otros 50 adicionales. Es menos, pero duré más (en la selva).
Cuando me monté en la lancha se hace un viaje normal, dura 45 minutos, allá te transportan a un sitio que se llama Plata Negra, ahí te dan los precios, si quieres viajar por Carreto o por otra vía.
Ahí yo me interné en la selva. El primer día es rudo, subes unas lomas que el que no tiene condiciones físicas no llega, llegamos a un campamento donde pasas la noche. Al día siguiente llegas a otro campamento indígena se llama Ermila, es territorio panameño, de ahí en adelante sigues a Nachucuna.
De allí subes a la loma de La Muerte, muchos se han quedado ahí, yo vi a unos haitianos muertos. Llegas a Las Banderas, allí sientes que ya estás llegando pero apenas llevas la mitad del viaje.
Llegas a Las Banderas bajas hacia un río pequeño, sigues río abajo y te consigues un río grande. Ese río sigue siempre abajo sin guías, porque el guía te acompaña hasta Las Banderas, nada más.
Yo duré tres días cruzando ese río, es demasiado horrible. Crucé el río con corrientes altas, con corrientes bajas, como 500 veces tuve que cruzar el río porque el río atraviesa el camino bastantes veces.
Ya el tercer día en el río te consigues con personas que vienen viajando desde Carreto, ahí te falta una hora para que llegues al campamento de El Abuelo.
En el campamento El Abuelo encuentras personas y es donde comienza la travesía para cruzar Panamá.
Tienes que agarrar una chalupa, que cuesta 25 dólares, que te lleva hasta el campamento de migración en Panamá y allí pasas otro día más y pagas otra chalupa de 25 dólares más, que te lleva hasta campamento de Acnur donde te facilitan unos buses que te llevan hasta la frontera con Costa Rica, esos buses cuestan 40 dólares.
Llegan momentos en los que tú tienes es que orar y el primer día que llegas al primer campamento tú dices ya al fin estoy en camino, pero cuando ya tienes 5 días metido en esa selva, ya casi sin comida es duro. A mí las botas me reventaron las piernas, se me hincharon los pies, no podía caminar. Si una vez me senté en el río y me dije: 'qué va, yo me equivoqué, no tuve que porque haber hecho esto'.
Decidí hasta quedarme solo, que los demás siguieran adelante, que yo seguía después porque de verdad que no podía caminar, me sentía muy mal. Pero en el fondo tomé el último impulso y ese día llegué a un campamento donde me pude refugiar en el campamento de El Abuelo. Es muy duro el camino por la selva.
En el viaje se come puro pan árabe, pan de sándwich, atún, sopa instantánea, eso es lo que se come en la selva y después de la selva primero pasé por dos campamentos El Abuelo, Migración, luego pasé un campamento de Acnur, frontera con Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala México y llegamos, después de la selva fue duro igual se tuvo que caminar mucho, fue duro".
‘Lo más difícil para mí fue ver a mi hija llorando, no quería estar más en la selva’
“Yo salí de mi casa el 5 de julio de Puerto en Colombia, viajé con mi hija y con dos amigos.
Conocí de la ruta en internet, en el Facebook de un amigo, que tengo en común con mi pareja y pues lo vi y me pareció una locura, pero es la única ruta que se supone nosotros debemos tomar, ya que en México nos piden visa y es una visa que no se la dan a cualquiera, entonces por eso tomamos la ruta del Darién, porque es más fácil y más económico.
Bueno, yo migré de Venezuela hace años, yo salí en 2016 hasta Colombia y mi salida fue por la situación económica de Venezuela y salí desde Colombia al Darién. Me fui a Montería, de Montería Necoclí y de Necoclí hasta Carreto.
Mi recorrido al principio, pasando la selva, fue traumático, porque era algo que nunca había visto ni en mi peor pesadilla. Nunca me imaginé que la selva fuera así, porque sí había visto parte de los videos (en redes sociales), pero no todo entonces de pronto me faltó como más información, ver más videos para darme cuenta cómo es la realidad de la selva dentro. Entonces, sí fue bastante difícil este recorrido.
Así registró Melani su recorrido por el Darién y Centroamérica, hasta llegar a Estados Unidos.
Lo más difícil para mí fue ver a mi hija llorando, no quería estar más en la selva. Lloraba por comida, porque el último día de la caminata duramos todo el día sin comer, todo le fastidiaba, pasó todo el día llorando, llena de lodo. Todo eso fue muy difícil para mí.
Se puede pasar por el Darién, pero yo lo describiría como traumático, porque es algo que nunca lo vas a olvidar, siempre lo vas a recordar y vas a decir guao cómo logré pasar, pero ahí uno mismo se pone los límites.
Pero, yo no volvería hacer eso jamás, ni que me regalen los pasajes, no lo volvería hacer nunca, ni sola ni con mi hija. Y pues dicen que nadie puede dañarle los sueños a los demás, pero no se lo recomiendo a madres con niños, porque la verdad que yo tuve mucha suerte, porque hubo una persona que me ayudó en la selva con la niña, porque sola no hubiera podido con ella, no hubiese sido capaz.
Entonces les recomiendo a las otras madres que se vengan con niños en brazos que traigan un cangurito y no se vengan solas, vengan con otras personas que las puedan ayudar, porque ya después que entras en la selva, muchos te dicen que sí yo le ayudo, cuando estamos allá todos nos apoyamos, pero realmente cuando estás adentro eso es sálvese quien pueda, cada quien en lo suyo".
Imagen tomada en Houston - Texas (Estados Unidos)
Melani Piñero en la selva del Darién.
La ruta del tapón del Darién es muy compleja. No existe un recorrido definido en medio de la espesa selva tropical, que se extiende entre Colombia y Panamá. En estas 575.000 hectáreas son muchos los pies de los migrantes que han pisado el terreno enlodado y han atravesado los ríos caudalosos de la zona.
La difícil cruzada de pasar por el Darién empieza en el poblado costero de Necoclí, departamento de Antioquía, donde los migrantes pagan por subir en grandes embarcaciones, con capacidad de entre 50 y 90 personas, que los trasladan hasta el poblado de Capurganá, pueblo al borde del Golfo de Urabá – en Chocó.
Entre una hora y media a dos horas dura el viaje. Con velocidades muy altas y con apenas un pequeño salvavidas se trasladan estas vidas.
Así ofrecen los paquetes para viajar por El Darién.
Paquetes ofrecidos en los estados de Instagram y WhatsApp.
Una vez en Capurganá comienza la negociación de la travesía, tienen dos opciones: selva completa o selva no completa. Los que deciden por la primera gastan menos dólares (entre 100 y 150 dólares), pero su recorrido por la selva es de 7 a 10 días caminando; mientras que los que escogen la segunda opción navegan desde Capurganá hasta el poblado de Carreto, a 30,3 kilómetros de distancia, pagando más (entre 200 y 350 dólares) y caminando menos días por la selva (de 3 a 4 días de caminata).
En Capurganá están los primeros guías, que según explican los propios migrantes vienen de recomendación en recomendación de otros que ya han pasado esta muralla verde.
Adentrarse en la selva del Darién es para muchos venezolanos la única opción de la reunificación familiar, o una alternativa para mejorar su calidad de vida.
Aquellos que deciden recorrer toda la selva no es que tengan más o menos riesgos que quienes tienen el dinero para solo caminar por 4 días. Los peligros son los mismos a lo largo de todo el recorrido.
Las rutas cambian constantemente, pero existen dos que tradicionalmente a lo largo de los años han sido empleadas para transitar El Darién.
La primera de ellas, en la que los migrantes llegan a la zona conocida como La Miel o Puerto Obaldía y desde ahí los llevan hasta Bajo Chiquito, desde donde tienen que bajar a Chucunaque y luego subir a la comunidad de Lajas Blancas, donde funciona un albergue y donde entidades internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) les brindan algunos servicios y las autoridades migratorias de Panamá los registran.
La segunda ruta se toma a través del río Membrillo, son 4 horas de navegación, y lleva a los migrantes hacia Darién centro. Los guías, generalmente indígenas panameños que escogen este recorrido, vienen del poblado de Cannan Membrillo y por medio del río llegan hasta Chucunaque y luego Puerto Limón, donde los recibe la policía, que los traslada hasta el albergue de San Vicente, donde son llevados en buses, que cuestan 40 dólares, hasta la provincia de Chiriquí en la frontera con Costa Rica.
El recorrido geográficamente es tal cual como se describe anteriormente; sin embargo, antes de llegar al último albergue, también llamado campamento El Abuelo, deben atravesar dos montañas muy peligrosas. La primera de ellas la montaña La Llorona y la segunda la conocida montaña de La Muerte.
Riscos, subidas empinadas, terreno lodoso y resbaladizo, lluvias constantes son algunas de las características del paisaje de subida y bajada. De esta zona salen los migrantes con traumatismos en sus extremidades, tanto inferiores como superiores.
Es en este punto donde los venezolanos dicen que todo parece un infierno, y en el cual muchos han sufrido caídas graves que provocan lesiones severas.
La representante de la Asamblea Nacional Venezuela en Panamá, Fabiola Zavarce, advirtió en el conversatorio virtual 'Selva del Darién ¿Qué les espera a los venezolanos antes de llegar a Estados Unidos?' que el Darién es una ruta "difícil de conquistar, porque es una de las zonas más complejas del planeta".
"Imagínate lo difícil de esta ruta, que la ruta Panamericana que viene desde Alaska hasta la Patagonia en la única zona donde no se ha podido construir vías es en el Darién. Esto es selva, ahí llueve 10 meses al año, no hay rutas definidas, lo que funcionaba en un momento luego de dos horas se creció el río y deja de funcionar", explica Zavarce.
La representante venezolana enfatizó que entre más dinero tiene el migrante no quiere decir que podrá recorrer la ruta con menos peligros.
"Miren el ejemplo del expolicía de Carabobo (Freddy Alejandro Lira), una persona entrenada, que venía por vía marítima, donde luego hace ruta por tierra por tres días hasta llegar a uno de los campamentos indígenas y murió", detalla.
La venezolana, que habló para las redes sociales de las organizaciones @fundacionblancanievesierra @alianzavenezolanautah @venezuelanassociationma, manifiesta que los indígenas han adaptado sus espacios para recibir a los migrantes.
Sin embargo, estas zonas ubicadas en medio de la selva no cuentan con servicios básicos como agua potable, luz, etcétera y la gente que llega tiene que beber agua del río, en caso de no traer la suya, y bañarse en el mismo afluente totalmente expuesto a que todos los vean.
Maribel Torres, migrante venezolana que cruzó la selva, salió de Capurganá con 60 personas en su misma lancha y un guía, pero al último campamento llegaron solo 22. Dice que al resto no los volvió a ver.
"Yo nunca avisé a mi familia que iba a estar en ese viaje, yo decidí irme callada. Mi familia pensaba que yo estaba era viajando de turista en otro lugar. No quería que nadie estuviera preocupado en Venezuela por mí. Yo fui arriesgada, porque si te mueres aquí nadie se va dar cuenta", cuenta la joven.
La promoción de esta peligrosa ruta se hace de varias formas: el voz a voz por medio de la recomendación o experiencias de conocidos, por promociones en redes sociales y por grupos de Facebook y WhatsApp.
Maira Molina, vocera de la organización Alianza Venezolana en Utah, detalla sobre la procedencia de estos paquetes que muchos son vendidos desde Colombia y desde la misma Venezuela y se promocionan como paquetes en los cuales se debe pagar por cada miembro de la familia que viaja y les indican hasta dónde van a llegar, qué van a necesitar e impartiendo una serie de recomendaciones para que las personas se encuentren supuestamente preparadas para la travesía.
"Lamentablemente muchos de estos coyotes se valen de la vulnerabilidad y de la necesidad de los venezolanos para crearles en sus mentes que van a pasar de forma fácil y van a llegar a los Estados Unidos a ver otra realidad que no existe. Los coyotes no son sus amigos, los coyotes lo único que quieren es su dinero. A los coyotes no les importa si usted se muere o algún miembro de su familia se queda atrás. Esto es una realidad y todos los ciudadanos venezolanos, incluso, latinos de otros países que llegan a esas fronteras tienen que vivir", resalta.
Una de las zonas más peligrosas del mundo. Así es calificado el tapón del Darién. Este terreno accidentado, que hoy es empleado por migrantes de todos los continentes para llegar al norte, tiene una serie de riesgos propios de la selva, pero además, de otros peligros que se ha ganado la zona por el mismo hecho de ser de tan difícil acceso.
Sobre este aspecto, Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, enfatiza lo siguiente: "Primero hay que mencionar los riesgos del medio ambiente, es decir, no podemos olvidar que es una selva tropical lo que implica quedar expuesto, por un lado a enfermedades y a elementos medioambientales que puedan causar enfermedades. Pero también a animales que puedan llegar a resultar altamente peligrosos para un ser humano".
En segundo lugar, las dinámicas de las organizaciones que hacen presencia en ese lugar. "No podemos olvidar que este es un punto de confluencias de dinámicas de narcotráfico, de tráfico de armas, de alta inseguridad por la presencia de actores armados que imponen sus propias reglas y particularmente en este caso", dice Rodríguez.
En tercer lugar precisa el profesor de la Universidad del Rosario que la tercera dinámica es la población que habita esta área, "que sí bien existe una población que recibe a los migrantes la mayoría busca es un beneficio del paso de los migrantes, ya sea que cobran por los servicios prestados como alojamiento, alimentación y lamentablemente las comunidades indígenas que en algunas ocasiones agreden a la población migrantes, buscan robarlas o quedarse con alguno de esos bienes que llevan encima. Y finalmente, el riesgo de las autoridades que muchas veces por ser una zona tan compleja actúan de una forma que no es consecuente con la misión y con la responsabilidad que tienen como autoridad ya sea del lado colombiano o del lado panameño".
Manifiesta que existen unos retos adicionales como el hecho de poderse perder en la selva y la afectación de enfermedades propias de la zona que incluso adquiriendo patologías que los pueden afectar por el resto de sus vidas.
"En ese orden de ideas hay que tener en cuenta que la población venezolana no tiene el esquema de vacunación completo poniéndolo en una condición de vulnerabilidad más alta", indica el profesor.
La representante de la Asamblea Nacional de Venezuela en Panamá, Fabiola Zavarce, indicó que las personas deben tener conciencia y poner en una balanza si vale la pena poner en riesgos sus familias y los niños por la necesidad de buscar un mejor futuro.
"Es un infierno lo que se vive allí y ese infierno a todos los deja marcados de alguna manera. Suban el volumen para que no pasen con niños", refiere.
Para Maira Molina, de la Alianza Venezolana en Utah (EE.UU.), el Darién nunca puede significar una salida. "No lo creemos y las personas deben dentro de sus capacidades considerar otras opciones que no pongan en riesgo a sus familias".
Pero, previamente, al adentrarse en la selva los venezolanos también corren riesgos de naufragios al embarcarse en las lanchas rápidas que salen desde Necoclí a Capurganá y para Carreto.
A lo largo de la ruta del tapón del Darién existen campamentos y asentamientos de las comunidades indígenas panameñas que viven en la zona. Dichos espacios se han convertido en sitios de recepción improvisados de migrantes, pero ninguno cumple con las mínimas condiciones para ello.
Lo intrincado de la zona hace casi imposible que tengan servicios básicos como por ejemplo de agua potable. El incremento de la movilidad humana por estas zonas ha hecho que los nativos improvisen en apoyos.
Las organizaciones como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) están proporcionando a lo largo de los albergues improvisados y en las estaciones de recepción del gobierno de Panamá kit médicos, kit de higiene personal, mantas, mosquiteros. Sin embargo, los recursos son limitados debido a la alta demanda de migrantes.
Fabiola Zavarce, representante de la Asamblea Nacional Venezuela en Panamá, explica que en terreno hay otras organizaciones como Unicef, Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras (MSF), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que brindan apoyos a estas personas y a las comunidades de acogida; sin embargo, cuenta que la escasez de recursos en temas de asistencia de salud y asistencia alimentaria ha sido acelerada, debido también al incremento de personas.
Zavarce dijo que organismos del Estado como Migración Panamá, el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y la Defensoría del Pueblo también se ven en la zona.
"En este momento todas estas rutas marítimas y terrestres están llegando a Canaán Membrillo, donde para llegar necesitas bajar por el río durante cuatro horas por chalana y eso ya tiene unos riesgos. Las autoridades están tratando de concentrar ahí las ayudas, pero es muy complicado que lleguen". Debido a lo complicado del terreno.
La organización Médicos Sin Fronteras, que brinda asistencia en estos espacios, publicó en mayo un informe en el cual resume las condiciones en las cuales están los campamentos y qué se requería para brindar un mejor apoyo a los migrantes que llegan a ellos.
"Las condiciones de recepción de migrantes en la provincia del Darién, Panamá, se están deteriorando. Médicos Sin Fronteras (MSF), presente en la Estación de Recepción Migratoria (ERM) de San Vicente, es testigo de las enormes carencias en protección, atención médica o servicios básicos, entre otras, a las que se enfrentan las personas migrantes cuando llegan a Panamá. De media, 300 migrantes llegan diariamente a la estación y tienen dificultades para acceder a atención médica o servicios de urgencia básicos", indica el texto de MSF.
Rabia Ben Ali, coordinador de MSF en Panamá, explica en el documento que las condiciones "para la recepción de los migrantes son insuficientes".
"Cada día cientos de personas llegan a Canaán Membrillo, la primera población que encuentran en Panamá tras cruzar el Darién, donde no reciben atención médica, y luego son llevados a San Vicente, en donde difícilmente encuentran condiciones adecuadas para la atención según estándares internacionales", explica la coordinadora.
El informe precisa que en el 2021 los migrantes llegaban al poblado de Bajo Chiquito, donde Médicos Sin Fronteras y el Ministerio de Salud brindaban asistencia y luego los trasladaban hasta la estación de San Vicente y Lajas Blancas, pero en la actualidad entran por Canaán Membrillo, donde "las mujeres víctimas de violencia sexual no reciben ningún tipo de atención, como tampoco otros pacientes que sufren problemas médicos graves. Cuando llegan a la ERM de San Vicente, muchas veces las complicaciones médicas se han agudizado y el tiempo para que un tratamiento médico preventivo sea efectivo en casos de violencia sexual, es insuficiente.
Acnur, OIM, Médicos Sin Fronteras, Unicef, Cruz Roja son solo algunas de las organizaciones que dentro de la selva prestan atención a los migrantes y refugiados, pero a lo largo de la ruta, desde Necoclí hasta la frontera sur de los Estados Unidos, hay muchas más organizaciones internacionales y fundaciones de la sociedad civil prestando apoyos.
Son cientos los niños que se ven obligados a cruzar esta peligrosa zona selvática entre Colombia y Panamá.
En un reporte de la Agencia de noticias AFP, publicado en junio, la Unicef en un comunicado alertó sobre la cantidad de menores de edad que están atravesando el Darién. "Más de 5.000 niños han atravesado en 2022 la inhóspita selva, el doble de menores que cruzaron esta peligrosa ruta hacia Estados Unidos en el mismo período del año anterior".
Jean Gough, directora de Unicef para América Latina y el Caribe, puntualizó que "cada vez más niños y niñas" se ven "obligados a huir de sus hogares como única opción viable para sobrevivir".
Según Unicef, desde el 1 de enero hasta el 31 de mayo más de 5.000 menores cruzaron el Darién, el doble que en el mismo período de 2021. Además, en mayo de 2022 atravesaron la jungla 2.000 niños, cuatro veces más que en mayo de 2021.
Unicef también destacó que casi 170 niños no estaban acompañados o habían sido separados de sus familias. Algunos tampoco tenían identidad ni registro de nacimiento.
"Los niños llegan en condiciones muy precarias y necesitan atención médica por problemas de deshidratación, infecciones en la piel, traumas por lo que han visto, como acoso sexual, extorsión o gente que se murió en el camino", dice Gough.
Entre las denuncias hechas por los expertos en temas migratorios en Colombia resalta el hecho de que exactamente en Necoclí se hace un registro de las personas que suben a estas embarcaciones que van hasta Capurganá; sin embargo, los menores de 5 años no pagan pasajes y por esta razón no son registrados. Es decir, los menores que están saliendo por este puerto quedan fuera de los ojos de cualquier autoridad, prestándose a que estos infantes -ya vulnerables- queden aún más expuestos a mayores riesgos y peligros.
El nuevo director de Migración Colombia, Carlos Fernando García, refiere que es muy grave lo que sucede en el Tapón del Darién, porque al igual que otras fronteras hay presencia de grupos armados con diferentes fenómenos violentos, pero agravado "por la situación geográfica de la selva donde hay muchos delitos contra la dignidad de la gente, de las mujeres, de los niños. Lo que se ha pensado en fortalecer la presencia de Migración Colombia en la zona y en todo el territorio, y nos parece fundamental articularnos a los esfuerzos de las organizaciones que están presentes".
Los datos que maneja el Gobierno colombiano es que el 16% de las personas que salen desde el poblado Necoclí hacia la selva del Darién son menores de edad, y de ese grupo por lo menos un 5% son menores de 5 años.
Así es la ruta San Andrés - Nicaragua.
En los últimos meses las autoridades colombianas han detenido a más de un centenar de venezolanos y haitianos en el mar de San Andrés. Este hallazgo corresponde a una nueva ruta, vía marítima, que están tomando los migrantes y refugiados para no pasar por la selva.
La salida, generalmente en horas de la noche y madrugada, se da desde la isla de San Andrés, en Colombia, en lanchas rápidas y el punto de llegada está marcado en Nicaragua. El trayecto de 8 a 10 horas en estas lanchas, de un motor, tiene un costo entre 1.500 a 2.000 dólares, incluyendo el boleto aéreo, es ofrecido como supuestos paquetes turísticos.
Explican las autoridades que las embarcaciones zarpan desde el cayo Albuquerque hasta Puerto Corn Island, en Nicaragua.
Son 110 kilómetros que separan el punto de partida con el de llegada y en ocasiones los migrantes pernoctan en algunos islotes a la espera del momento de salir. Estos islotes, forman parte del archipiélago, y son zonas protegidas que están siendo empleadas para el tráfico de migrantes irregulares.
Las autoridades están analizando cómo hacer para detectar a las agencias de viaje y personas de la isla que se prestan para apoyar este tipo de situaciones. Así como aquellos que sirven de coyotes para hacer los traslados y el viaje en sí.
Recientemente, el comandante del Comando Específico de San Andrés y Providencia, Hernando Mattos, declaró a los medios locales que a inicios de años empezó a darse esta ruta, y fue en estas fechas en la que detectaron las primeras embarcaciones.
Precisó que debido a la cantidad de personas que han hallado saben que se trata de una red organizada que se aprovecha de las necesidades y vulnerabilidades de estas personas para ofrecer el peligroso recorrido, que también tiene sus riesgos particulares.
Entre los peligros que mencionó el comandante está la trata de blanca, tratos inhumanos, violaciones, robos, extorsiones. Estos riesgos obedecen a que se trata de una ruta irregular en la cual el destino de los migrantes depende de la persona a la que le pagan el servicio.
A principios de agosto, se conoció de una familia de venezolanos (siete integrantes), del estado Carabobo, que para evitar el Darién salió desde la isla de San Andrés, en Colombia, hasta la isla de Corn, en Nicaragua, y luego seguir a Estados Unidos. La familia Oliveros - Rodríguez desapareció y sus seres queridos estuvieron buscándolos por redes sociales y medios de comunicación. Luego la familia apareció.
Cronología
La crisis en Venezuela
La crisis humanitaria compleja que vive Venezuela aún sigue vigente, a pesar que fue declarada en 2018. Para algunos la situación ha mejorado, dicen los comentarios en redes y demás, pero para otros ha empeorado a tal punto de salir huyendo por una de las rutas más peligrosas del mundo.
En la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (Encovi 2021) se detalla que entre el 2020 y el 2021 se registró un repunte en los indicadores de extrema pobreza, debido a la pandemia y la falta de combustible. Otra de las causas es la reducción que se produjo en temas de transferencias del Estado Venezuela a través de los distintos programas o bonos que representan entre 65% y 76% de los ingresos no laborales en los hogares en extrema pobreza.
El índice de pobreza extrema se calculó en 76,6% en el 2021, mientras que entre el 2019 y 2020 estuvo ubicado en 67,7%, según las cifras de esta encuesta, realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello.
Tomando en cuenta los datos de este documento, si se distribuye todo el ingreso de las familias equitativamente entre ellas, el promedio per cápita sería de 30 dólares por venezolano al mes, es decir un 1 dólar por persona al día.
Según esta medición, se tiene que para el 2021 el 65% de los hogares se encuentra en pobreza multidimensional. Esta medición toma en cuenta 13 indicadores organizados en cinco dimensiones: educación, vivienda, empleo, servicios e ingresos; que permiten discriminar mejor la situación de pobreza de los hogares que formaron parte de la muestra.
Claudia Vargas Ribas, profesora e investigadora del departamento de ciencias sociales de la Universidad Simón Bolívar Venezuela, precisa que estas rutas irregulares se vuelven frecuentes porque en las causas estructurales de la migración se mantienen. "En el caso de Venezuela se mantienen, es decir, hay necesidades básicas insatisfechas, no puedes tener acceso a salud, a vivienda, a ahorrar, a seguridad personal, seguridad jurídica. Según el sector de la población que se entrevista ellos tendrán distintas motivaciones, pero esas motivaciones distintas están asociadas a una sola cosa que son factores del contexto".
La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) en su informe de julio refiere que las encuestas que hicieron a finales de 2021 y principios de 2022 revelaron que más de la mitad de los venezolanos en tránsito a lo largo de Centro América ya habían vivido en otros países de América del Sur; sin embargo, en las encuestas más recientes se muestran que más personas refugiadas y migrantes están iniciando sus viajes desde Venezuela ahora y se dirigen directamente hacia los Estados Unidos.
"Una encuesta de monitoreo llevada a cabo por un socio de R4V en la frontera entre Costa Rica y Panamá en mayo observa que un 77% de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela en tránsito ha residido en Venezuela inmediatamente antes de iniciar sus travesías al norte (este porcentaje ha incrementado gradualmente en los últimos cinco meses, de 46% en enero, a 61% en febrero, 65% en marzo y un 76% en abril)".
Mientras que para los venezolanos que han residido en otros países que no son Venezuela, estas naciones eran: Colombia (7%), Ecuador (6%) y Perú (3%).
Mejorar las condiciones de vida y lograr la reunificación familiar son algunas de las causas que argumentan los venezolanos para atreverse a tomar la decisión de huir por el Darién. Sostienen que no hay otra alternativa en sus panoramas cercanos en Latinoamérica.
Entre 2015 y 2018 Venezuela vivió uno de los momentos más difíciles de la crisis humanitaria, y las detenciones de venezolanos por la frontera sur no superaron las 100. Solo en 2022 han llegado más de 150.000 migrantes venezolanos.
Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y México. Estos países tienen algo en común: en todos le exigen visa a los venezolanos para ingresar a ellos.
Estos países eran empleados por los migrantes y refugiados venezolanos como puente para conectar y llegar hacia los Estados Unidos o simplemente como opción para rehacer sus vidas.
Frente a estas medidas, la ruta del Darién se volvió ahora una opción visible a escoger y casi obligada para los venezolanos.
El profesor Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, explica que la ruta siempre ha existido, es decir, "la ruta hacia los Estados Unidos era una alternativa que tenían los venezolanos para emigrar, solo que habitualmente, tenían condiciones de migración muy buenas, sobre todo las clases media y alta, porque tenían pasaporte y viajaban mucho a los Estados Unidos. Y hubo una primera oleada hacia el norte en los primeros años de la crisis. Ya los sectores populares, que son los que se están yendo por la ruta del Darién, son sectores que han tenido dificultades, pero incluso, estos sectores preferían ir a los países de Centroamérica y de ahí a los Estados Unidos".
Detalla que la situación cambia una vez México comienza a exigir visado para los venezolanos con pasaporte vigente para ingresar a este país. "Esto modificó La situación cambia con México, porque México se vuelve más exigente con el tema de las visas para los venezolanos y la exigencia de un pasaporte para poder ingresar a su país y esto modificó la dinámica y en parte ya no es tan fácil ir de México hacia los Estados Unidos sino que la ruta del Darién se vuelve para muchos es su camino a la concreción de ese llamado sueño americano.
El cambio de reglas de México y que cada vez son más sectores populares los que emprenden este viaje.
Tal como indica el informe de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, publicado en julio de este año, destaca que varios países de la subregión impusieron requerimientos de visa para personas venezolanas en enero y febrero para intentar limitar las entradas a sus respectivos países y para detener los movimientos continuos hacia México y los Estados Unidos.
En el caso mexicano el resultado fue el siguiente: "El número de entradas regulares por aire de personas venezolanas a México cayó significativamente de 27.835 en enero a 3.578 en febrero, y se mantuvo bajo en los meses subsecuentes (4.438 en marzo y 4.333 en abril). La mayoría de las personas no podían cumplir con los requerimientos de visa para entrar a los países de manera regular y segura, lo que llevó a que el número de personas refugiadas y migrantes de Venezuela cruzando de manera irregular por cruces fronterizos terrestres en Centro América".
Claudia Vargas Ribas, profesora e investigadora el departamento de ciencias sociales de la Universidad Simón Bolívar Venezuela, explica que los venezolanos están de alguna manera reformulando o lo que ella llama recalculando el GPS, es decir, "cuando le cambiamos la dirección, por eso es que ahora no es que la gente decida irse hacia los Estados Unidos, sino que tras estas restricciones, cada vez más en aumento del punto de vista social político y jurídico. Si se quiere en cuanto a su regularización en los países de la región, pues están apostando (…) como irse hacia países más desarrollados y Estados Unidos es digamos uno de ellos".
La especialista venezolana recalcó que también está ocurriendo una migración circular, es decir, personas que ya habían migrado hacia países del sur y han regresado a Venezuela en un proceso de recalcular y tomar otros destinos. "Entre esos otros destinos lamentablemente se encuentra la selva del Darién".
"A pesar de los años que tiene la crisis humanitaria las personas van encontrando la manera de cómo adecuarse a esas rutas y van diversificando las rutas migratorias precisamente en función de su necesidad, de su presupuesto y digamos de la tendencia de lo que pareciera entre comillas y eso sí quiero que lo pongas entre comillas que supuestamente hay alternativas también entre comillas que ellos ven en esos posibles países en este caso Estados Unidos", enfatiza.
Muchos venezolanos atraviesan el Darién debido a que los requisitos para el visado, en cada uno de estos países, han limitado su posibilidad de tomar rutas más seguras para solicitar protección en Estados Unidos.
Otra de las razones por las cuales se está dando un proceso de doble movilidad de los venezolanos hacia el Tapón del Darién es el cambio de condiciones sociales, políticas y económicas de los países de América del Sur, que han sido las naciones de acogida de la migración venezolana.
América del Sur
La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes precisa en su último de análisis de necesidades (2022) precisa que muchas de las personas venezolanas que no cuentan con documentación, medios de vida o perspectivas de integración local, recurren a movimientos secundarios hacia nuevos países de acogida, con la esperanza de un futuro seguro y sostenible. Para alcanzarlo, a menudo ponen sus vidas en riesgo a través de rutas irregulares extremadamente peligrosas.
El investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez, precisó que hay situaciones y circunstancias que han cambiado, como por ejemplo el sueño chileno, "que era un sueño apreciable y que muchos venezolanos tenían sus expectativas bastantes altas en Chile, porque Chile en sus primeros años generó algunos instrumentos para recibir la mano de obra más calificada".
El experto recuerda que para 2017 y 2018 en Chile se hicieron procesos de acreditación de médicos y otras profesiones, "que les permitió capturar la mano de obra más calificada y hacer procesos de regularización más expeditos y eso contrastó con la población más vulnerable que no se acoplaba a estas realidades y ahí entró la dinámica del Darién".
Rodríguez enfatiza que sobre todo los cambios de regla, a nivel político y económico, en Chile, Perú, Ecuador, Argentina, también ha propiciado esta movilidad humana, con todos los riesgos que implica.
"Y el cambio político en los Estados Unidos, la salida de Donald Trump y la llegada de Biden y las medidas de Biden para recibir y regularizar a la población venezolana también terminan convirtiéndose en un estímulo para utilizar el Darién", destaca.
En Latinoamérica seis de los cinco grandes países de la región están liderados por gobiernos de izquierda, y Brasil pareciera enrumbarse de nuevo a un periodo similar, en las próximas elecciones presidenciales en octubre.
Situación que ha propiciado nuevos procesos de movilidad de los venezolanos huyendo hacia el norte y huyendo de más gobiernos de izquierda.
Adriana es una enfermera residenciada en Colombia hace 5 años. Unos 20 familiares se han ido a los Estados Unidos utilizando esta peligrosa ruta. Ella nacida en Rubio, estado Táchira, también tiene proyectado emprender la misma cruzada de sus seres queridos para volver a estar juntos.
Dice que la razón que la mueve a meter dentro de sus planes este recorrido es darle un mejor futuro a su hijo, próximo a graduarse de bachiller. "Realmente en Venezuela no vale la pena estudiar, no hay trabajo y el que se consigue es por muy poco pago (...) Yo tengo años trabajando acá (Colombia), empecé en el puente pasando mercancía, después empecé por mi propia cuenta. Soy madre soltera y me toca luchar", dice.
Reconoce los riesgos de atravesar uno de los pasos más peligrosos del mundo, pero sostiene que "vale la pena porque allá (Estados Unidos) toca trabajar duro, pero hay más oportunidades y más para los venezolanos. Aquí (en Colombia), gracias a Dios algunos tenemos suerte de trabajar, pero no podemos recibir beneficios de créditos sin cédula colombiana", refiere sobre las pocas posibilidades de establecerse en suelo colombiano.
Adriana dice que tiene miedo, pero también sostiene que el Darién es la única forma de poder llegar a los Estados Unidos. "A ellos a Dios gracia les ha ido bien y lo más duro que han visto fue cuando un grupo abandonó a un muchacho porque no podía seguir, pues la rodilla se le había salido. Sin embargo, ellos lo auxiliaron, le hicieron una camilla y lo ayudaron", cuenta.
Las estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es que este año un poco más de 200.000 personas crucen el Darién, cifra que el año pasado alcanzó los 133 mil migrantes.
Al igual que Adriana muchos venezolanos, no solo viviendo en Venezuela sino en un segundo país -como es el caso de ella- están optando por está ruta como una alternativa de movilidad humana, muy a pesar de los riesgos que corren.
Investigación UPEL
En el artículo ‘Vulnerabilidades letales: Aproximación a los riesgos y violaciones de derechos humanos de personas migrantes venezolanas en tránsito por México hacia EUA’, escrito por Alicia Moncada Acosta y Victoria Capriles, publicado en el trabajo de investigación Refugiados y migrantes venezolanos: Realidades y dramas de una crisis, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) señala sobre este aspecto que: “Este incremento sustancial de personas venezolanas hacia los Estados Unidos implica un posible cambio de este movimiento migratorio, cuya tendencia había sido desplazarse hacia países de Suramérica. Las razones para salir de los países suramericanos que, desde los inicios de la crisis migratoria venezolana, habían sido los principales receptores tienen que ver con varios factores que abarcan desde la imposibilidad para la regularización en el país receptor lo que incide en la posibilidad de integración social y económica hasta la criminalización y estigmatización, tal como lo ha reconocido la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) en su Resolución 2/18”.
Las especialistas enfatizan que esta nueva movilidad también ha sido motivada porque en algunos países receptores como Perú y Colombia, “se ha instalado una profunda narrativa xenofóbica, estigmatizante, discriminatoria y criminalizante, generalmente (re) producida a través de los medios de comunicación, que ha generado actos de violencia contra la población venezolana”.
Provocando lo anterior un nuevo movimiento migratorio o el llamado "reflujo", en el cual los venezolanos regresan de forma temporal a Venezuela para "luego volver a salir caminando hacia otro destino".
Quien por fin cruza el Tapón del Darién y llega a Panamá apenas lleva una cuarta parte del trayecto final, aún le falta atravesar seis países para llegar a los Estados Unidos. Y las realidades de las personas que cruzan esta selva son diferentes.
Recientemente, la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) publicó un informe con datos de las autoridades locales panameñas en el que reportaron que la mitad de las personas refugiadas y migrantes en tránsito a través del Darién reportaron ser víctimas de robos o fraude durante sus travesías.
Además, muchos llegan hambrientos y heridos en las extremidades a los centros de recepción final.
"Según los informes, alrededor de 1 de cada 10 personas venezolanas carece de fondos para continuar sus viajes y, por lo tanto, permanece en centros de recepción en Panamá, esperando transferencias de dinero de familiares, pidiendo prestado a amigos o trabajando localmente hasta que puedan permitirse continuar su tránsito", resalta el documento.
La mayoría de las personas refugiadas y migrantes en tránsito por Panamá son hombres y mujeres, jóvenes y solteras.
También "hay un número pequeño pero creciente (10 en lo que va de 2022) identificados sin certificados de nacimiento (nacidos en países como Colombia, Ecuador y Venezuela) que contribuyen a los riesgos de apatridia y trata de personas (debido a las dificultades para verificar las relaciones familiares sin la documentación). Entre las familias que transitan por estas rutas, también hay personas de la tercera edad con enfermedades crónicas que prefieren continuar su viaje a recibir asistencia médica durante el tránsito", detalla el informe.
Tras cruzar la selva los venezolanos son llevados al centro de recepción de migración, donde les hacen un registro y la recepción datos básicos para luego ser transportados hasta el centro de Acnur, donde reciben atención médica básica y unos kit de aseo personal. Desde allí salen unos buses, que tienen un costo de 40 dólares, que los deja en la frontera con Costa Rica, que según cuentan los mismos migrantes es el paso fronterizo más fácil de todos.
Aquellos que no cuentan con los recursos, pasan dos días trabajando en el sitio y son trasladados.
Al llegar a Costa Rica toman un autobús de 15 dólares que los lleva hasta San José de Costa Rica, luego otro de 5 dólares y los deja en el sector de Los Chiles, frontera con Nicaragua. En este punto, hay dos opciones: pagar un salvoconducto de 150 dólares, pagar a un coyote o caminar por más de siete horas hasta pasar la línea limítrofe entre ambas naciones.
Llegan a la última alcabala de migración Pájaro Negro, desde donde llegan a Managua y luego a la frontera con Honduras, exactamente al poblado de Trojes, donde se debe cancelar el salvoconducto o recurrir a los caminos ilegales, que se atraviesan en motocicleta, para llegar hasta Danlí, donde el migrante y refugiado debe hacer el trámite para obtener otro salvoconducto gratuito. Generalmente este demora unos días y los migrantes son atendidos en refugios que organizaciones internacionales o de la sociedad civil han abierto en estas zonas. Allí pueden dormir mientras obtienen el documento.
Una vez con el salvoconducto se pueden trasladar hasta Tegucigalpa y luego la frontera con Guatemala, exactamente el poblado de Agua Caliente, caminar hasta encontrar el pueblo de Equipulas, son 113,8 kilómetros de distancia, que en automóvil el recorrido se hace en un poco más de dos horas, pero caminando son muchas más.
En este punto, los refugiados y migrantes comienzan a viajar en una serie de autobuses que los llevan hasta Ciudad de Guatemala, la capital, y luego a la frontera con México en Tecun Uman con Ciudad Hidalgo, frontera que cruzan en una balsa evadiendo a los funcionarios de Migración, en caso de no haber obtenido el salvoconducto.
Los venezolanos sanan sus heridas luego de largos trayectos.
María Teresa Romero, representante de la embajada de Venezuela en Guatemala, precisa que en los registros en ese país los venezolanos ocupan el primer lugar en el tránsito por este país.
"La trayectoria más conocida desde Honduras es cuando van atravesando hacia el noroeste de Guatemala hasta llegar a Tapachula que es la ciudad migratoria, pero la primera ciudad mexicana después de atravesar Guatemala, pasan por la vía de Zacapa es una de las ciudades que cruzan, pasan por Chimaltenango, por Ciudad de Guatemala. La gran mayoría de las veces llegan a Quetzaltenango y se van de ahí a Tapachula y en Tapachula puede ser algunos se van por tierra, pero otros tienen que cruzar un río, que es el río Suchiate, es un río que no es tan peligroso", detalla.
Sin embargo, Romero explica con preocupación que en los últimos cuatro meses las autoridades guatemaltecas han encontrado a venezolanos en una ruta nueva, clandestina y más peligrosa, la cual hasta hace poco era empleada solamente por guatemaltecos, salvadoreños y hondureños muy resguardados.
Según un artículo de la agencia de noticias EFE, los cálculos oficiales del Instituto Guatemalteco de Migración al menos 11.000 personas han sido expulsadas este año de Guatemala a Honduras, después de ingresar de manera ilegal desde este último país.
"Esta ruta tan peligrosa es la selva de Petén, que está ubicada al norte de Guatemala y llega a México a una zona de selva, muy intrincada por cierto. En Petén se encuentran las pirámides mayas, y del lado de Guatemala hay una zona arqueológica (…) En esa ruta han encontrado venezolanos que al inicio es suave, pero después es una selva igual al Darién, una selva que no es tierra de nadie y se encuentra de todo, sobre todo se han visto organizaciones como los Salvatruchas, que son organizaciones violentas de El Salvador y donde aterrizan muchas narcoavionetas, muchas de las cuales salen de Venezuela y terminan en esa selva, donde hay rutas clandestinas del narcotráfico, entonces es peligrosísimo y alertamos a que los venezolanos, especialmente con niños y con gente mayor, no se vayan por esa ruta", precisa.
Al cruzar la frontera de Guatemala los refugiados y los migrantes llegan a México, luego de recorrer seis países, y de haber sufrido abusos policiales, pues muchos denuncian que deben pagar extorsiones para que los dejen pasar por ciertos puntos o alcabalas. México, específicamente en el poblado de Tapachula, otorga un salvoconducto de 30 días para que las personas puedan atravesar el país; sin embargo, la gente puede durar más de 10 días para obtenerlo. Hay quienes se quedan a trabajar en tierra azteca para completar el dinero y pagar la documentación y los pasajes.
Si logran obtener el permiso los venezolanos aún deben recorrer 2.298 kilómetros, desde Tapachula hasta Ciudad Acuña, o hacia otros puntos ubicados en la frontera sur de los Estados Unidos, donde o pagan a un coyote o pasan por cuenta propia.
Pero los mismos migrantes sostienen que México es otra selva repleta de edificios y estructuras de concreto, sostienen que es peor que el mismo Darién.
En México, las autoridades registraron un aumento de nuevas solicitudes de asilo de personas venezolanas (6.220 frente a 3.342 en 2020), mientras que también se produjo un aumento de las personas venezolanas que entraron de forma irregular por la frontera con Guatemala y llegaron regularmente en avión. Viajaron hasta la frontera con Estados Unidos (lo que alcanzó un total de 106.755 "encuentros" con personas venezolanas que intentaron entrar en Estados Unidos por la frontera terrestre con México en 2021).
Martha García, investigadora en El Colegio de la Frontera Sur, autora del informe sobre movilidades femeninas en México para el Instituto Nacional para las Mujeres (Inmujeres), explica que la experiencia en la migración de tránsito continental hacia los Estados Unidos pasando por el Tapón de El Darién, donde "las autoridades panameñas tienen muy bien identificado el contexto de violencia en esa región relacionada con el crimen organizado de trasiego de drogas y trata de personas".
García expone que "las rutas de la población migrante sudamericana y otras insulares, que triangulan sus rutas como las cubanas y haitianas, son de alto riesgo; son entornos de violencia cruda similares a lo que enfrentan en México, no sólo en sus fronteras, sino en todos los puntos de escala hacia los límites con Estados Unidos".
La especialista indica: "así que como se ha reconocido en los paneles internacionales como el realizado en México durante la presidencia Pro Témpore de la Conferencia Regional sobre Migración, la crisis humanitaria inicia desde las causas de la salida para emprender esos recorridos de alto costo humano y económico. Así que, siguiendo esa reflexión, la crisis humanitaria no inicia pisando suelo mexicano para los miles de personas en movilidad hacia las propias fronteras mexicanas sur y norte".
Explica que existen otras formas de movilización como los venezolanos que llegan a suelo mexicano por avión. "En el caso de la llegada de solicitantes de protección internacional en los aeropuertos de Cancún, junto con familias de Europa y Asia. Que, sin embargo, enfrentan otro tipo de obstáculos en torno a la 'devolución en caliente', violatoria de los derechos humanos como se reconoce en la Carta de Cartagena".
En el artículo 'Vulnerabilidades letales: Aproximación a los riesgos y violaciones de derechos humanos de personas migrantes venezolanas en tránsito por México hacia EUA', escrito por Alicia Moncada Acosta y Victoria Capriles, publicado en el trabajo Refugiados y migrantes venezolanos: Realidades y dramas de una crisis, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), se explica al detalle cada una de las exposiciones y vulnerabilidades que están viviendo los venezolanos en esta parte de la ruta.
"Las personas migrantes y en necesidad de protección internacional están expuestas a una multiplicidad de contextos de riesgo y violaciones de derechos humanos en su tránsito hacia México, especialmente quienes enfrentan formas de discriminación y violencia interseccional", precisa.
Las expertas precisan que a propósito de lo anterior el Consejo de Derechos Humanos requirió a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) presentó en 2016 un estudio denominado Situación de los migrantes en tránsito en el que concluye que los Estados del mundo no han generado medidas respetuosas con los derechos humanos de las personas migrantes, así como persisten lagunas importantes en cuanto a datos e investigaciones que contribuyan a crear respuestas efectivas y en concordancia con el derecho internacional de los derechos humanos.
"La OACNUDH señaló que los Estados han implementado medidas que magnifican los riesgos de las personas migrantes y ponen en peligro sus vidas, integridad y demás derechos humanos. Advirtió también la peligrosa tendencia estatal de generar respuestas militarizadas para la contención del flujo migratorio y del 'costo considerable que entrañan la construcción de vallas y el empleo de sistemas de vigilancia, buques militares, vehículos aéreos no tripulados y demás equipo en las zonas fronterizas", precisa el artículo.
Acosta y Capriles enfatizan en el texto que en la región uno de los corredores migratorios con mayor tránsito y letalidad es el de México - Estados Unidos, porque en las ciudades y comunidades situadas en frontera las personas enfrentan "situaciones de riesgo social -agravadas por la edad, género, etnicidad y orientación sexual- resultado de las operaciones de las organizaciones criminales (secuestros, robos, extorsión) y el accionar de autoridades estatales".
"La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha reconocido que, entre las principales autoridades relacionadas con presuntas violaciones de Derechos Humanos en contra de personas migrantes se encuentra la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la GN. Según el Sistema Nacional de Alerta de Violación a los Derechos Humanos de la CNDH, los hechos violatorios de mayor impacto que involucran, en base a las quejas, a la GN y la SEDENA desde enero a noviembre de 2021 son privación de la vida (22,22% quejas SEDENA – 25,92% quejas GN), desaparición forzada o involuntaria de personas (27,27% quejas SEDENA- 21,21% GN) , tortura (21,33%), trato cruel, inhumano o degradante (19,65% GN- SEDENA 18,27%) y detención arbitraria (31,95% quejas GN- 16,83% SEDENA)", detalla el informe de las especialistas.
Ellas enfatizan que en la búsqueda de una vida digna e impulsados por la histórica narrativa del "sueño americano" los venezolanos en su tránsito "por México son víctimas de delitos y hechos violatorios". Entre las razones que exponen como causa están la macrocriminalidad y los impactos de una política migratoria mexicana militarizada.
Además, enfatizan que si bien todos los migrantes en México están en constantes riesgos de ser víctimas de delitos como secuestros, extorsiones, agresiones, traumas psicológicos y violencia sexual, las personas provenientes de Venezuela están atravesando vulnerabilidades adicionales derivadas del hecho de que "el Estado de origen no provee las condiciones o impide el ejercicio del derecho a la identidad, por lo que las personas no cuentan con documentación que les identifique y permita realizar un tránsito regular, ordenado y seguro".
Acosta y Capriles manifiestan en el artículo que en las personas entrevistadas dicen que escogieron movilizarse desde Venezuela hacia México cruzando en el proceso el Tapón del Darién por los impedimentos relacionados con la obtención de un pasaporte.
En el texto ‘Las pesadillas del sueño americano’, un informe del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, sobre ruta de dos migrantes venezolanos desde Urabá concluyen: "En definitiva, a lo largo del corredor centroamericano hay una combinación de normas y prácticas poco transparentes y de aplicación arbitraria, donde la prioridad no es la seguridad del territorio ni de las personas que transitan por él, sino la posibilidad de convertir al migrante en una fuente de ingresos por vías regulares e informales, para después impulsarlos a seguir su camino y abandonar el territorio de un país, para que su trayecto se convierta en problema de otro país".
Al pasar la frontera mexicana apenas comienza la travesía para aquellos que logran llegar a este punto. Ingresar al norte por la frontera sur tiene muchos riesgos, como los miles de riesgos que vienen arrastrando los refugiados y migrantes que deciden emprender todo este recorrido de más de 3.500 kilómetros atravesando 7 países.
Maira Molina, representante de la organización Alianza Venezolana en Utah, explica que una vez los migrantes y refugiados logran atravesar las barreras fronterizas, al sur de los Estados Unidos, deben pasar por todo un proceso legal. Enfatiza que no se trata de llegar y ya alcanzan el llamado sueño americano o les van a dar casas, permiso de trabajo.
La realidad es otra. Los especialistas insisten en la necesidad de desmitificar toda una cadena de imaginarios colectivos que se han tejido en redes sociales, grupos de WhatsApp y que han vendido los mismos coyotes en torno al sueño americano.
Es falso que llegan a Estados Unidos y de una vez le aprueban el asilo, o que los venezolanos tienen alguna preferencia. No, el trato por parte de las autoridades es igual para todos los extranjeros que llegan de manera irregular a este país.
Esta mujer migrante no solo carga con una maleta de sueños, sino con el peso de la culpa por la situación en que está su pequeño hijo.
"Lo que sucede en la frontera del sur es que si llegas con un ID que certifique que eres venezolano, dependiendo de cada caso, migración te va hacer una entrevista que es la entrevista del miedo creíble, una vez que te agarran y dependiendo del caso o historia que la persona venezolana traiga o va a prisión o lo liberan bajo libertad condicional para seguir su proceso de solicitud de asilo", detalla.
Esta alianza forma parte de más de 80 organizaciones de venezolanos en los Estados Unidos que trabajan a favor de los migrantes que están llegando a este país.
"Hay una parte de la que no se habla, es qué pasa una vez que ese migrante llega a la frontera sur de los Estados Unidos. La mayoría cruza por puntos en donde está los sistemas de servicio de migración y departamento de seguridad de los Estados Unidos", indica Molina, pero una vez son detenidos por los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza son entregados a Migración y Control de Aduanas, los cuales dependiendo de cada caso y de las respuestas dadas en la entrevista ellos califican a la persona, dentro de las categorías, para poder entrar a suelo americano.
"Si es que puede entrar esta persona irá detenida, hay muchas que van detenidas por un tiempo, unas personas van detenidas por tres días, cuatro días, una semana hasta hay personas que tienen un año o más detenidas en las cárceles de migración", manifiesta.
La vocera de esta alianza de organizaciones cuenta que las familias son separadas una vez son detenidas por los oficiales de migración, es decir, las mujeres y niños van a un centro de detenciones y los hombres para otro.
El acceso a los refugiados y migrantes es muy complicado, porque solamente pueden ser contactados por abogados y por familiares vía telefónica o por medio de cartas.
"No hay una base de datos actualizada y los familiares incluso llegan a tener hasta un mes, dos meses para saber en qué centro de atención se encuentra esa persona y cuál es el estatus que se le ha asignado (a nivel migratorio)", sostiene.
Molina explica que algunos de los migrantes que están detenidos salen bajo una fianza y le asignan un grillete electrónico, que colocan en sus tobillos, y por medio de este dispositivo las autoridades pueden tener la ubicación en tiempo real de la persona y se programa para dar una alerta en caso de que el migrante se salga del perímetro o área permitida. "Si a la persona se le coloca el grillete para que esté en Miami, esa persona no puede salir de allí, porque electrónicamente una vez que sale de esa área las autoridades son notificadas y eso implica un arresto y una deportación por no seguir las órdenes legales que se le asignaron para que pudiera estar aquí en este país", precisa.
Las personas que le dan libertad bajo fianza deben seguir al pie de la letra todas las condiciones impuestas por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, mientras se concluye el proceso de asilo.
El proceso de solicitud de asilo tiene un tiempo y el hecho de ingresar al país no significa que ya inició todo.
Julio Henríquez, abogado de derechos humanos e inmigración en Boston, en su artículo titulado '¿Qué sucede después de cruzar el Tapón del Darién y llegar a los EE.UU?' Explica que los oficiales de migración entregan a los ex detenidos un aviso de comparecencia acusándolos de ser deportados y ordenándoles que comparezcan ante un juez de migración para defenderse. En este punto, es cuando podrán presentar la solicitud de asilo ante el tribunal de inmigración de su nuevo domicilio.
"Algunos casos pasan desapercibidos y los migrantes deben presentar sus casos de asilo ante una agencia administrativa: el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS). Aunque esto debe hacerse antes de la marca de un año, no es del todo malo, ya que les da a los solicitantes dos bocados de manzana: pueden probar su solicitud de asilo con un oficial de asilo incluso antes de ir a la corte. Si USCIS lo aprueba, su caso se resuelve felizmente sin tener que ver a un juez. Si USCIS los niega, terminarán donde deberían haber comenzado: en la corte de inmigración", precisa Henríquez en el artículo.
El especialista indica que los solicitantes de asilo deben persuadir a las autoridades de que realmente tienen un riesgo individual al regresar a Venezuela bien sea por su opinión política, pertenecer a un grupo social en particular, raza, religión o nacionalidad.
Estos procesos duran entre ocho meses o hasta seis años, y los migrantes y refugiados deben contar con la asistencia jurídica, que tiene unos costos onerosos.
"Los abogados obviamente aquí en los Estados Unidos son muy muy costosos. Estamos hablando que un caso de asilo político, que es el que más aplica a los venezolanos, dependiendo de la categoría, que se le haya asignado una vez que cruzó la frontera, oscila entre los 3.000 dólares por persona o hasta 10.000 a 15.000 dólares más o menos dependiendo del caso", dijo.
Esta es una deuda que debe asumir el migrante y refugiado una vez logra atravesar la frontera.
"Una vez que el abogado comienza el proceso introduce la solicitud del permiso de trabajo para que esta persona pueda trabajar legalmente mientras va a la corte y un juez emita una decisión sobre si esa persona merece estar aquí o no merece estar aquí, dependiendo de los argumentos, qué tan sólidos sean", indica.
En la frontera, los mismos agentes de migración tienen la discrecionalidad, de acuerdo a las pruebas presentadas por los solicitantes, si califican o no para seguir el proceso de asilo.
"Si no califica tiene solamente una oportunidad de presentar su caso y sino lamentablemente ya esa persona tiene que abandonar el país. Pero son estas cosas las que no le dicen a la gente y piensan que al cruzar la frontera ya tienen los documentos", explica Maira Molina, representante de la organización Alianza Venezolana en Utah.
El abogado Henríquez, quien también es coordinador internacional de Foro Penal, explica en su artículo sobre el Darién que el proceso de solicitud de asilo en los Estados Unidos dura años, incluso, luego de pasar ese tiempo si el caso no procede entonces las personas son deportadas, y no precisamente a Venezuela debido a la ausencia de vuelos directos entre Estados Unidos y Venezuela, sino a países como México, Colombia y República Dominicana.
“Obtener la aprobación de una solicitud de asilo depende de muchos factores, y uno de los más importantes es quién hace la evaluación. Hay algunos jueces de inmigración con una tasa de aprobación de asilo superior al 62%; si es necesario, le gustaría estar frente a uno de esos, pero hay otros con tasas de denegación del 97%, o peor. Estas grandes diferencias muestran que exactamente el mismo conjunto de hechos podría producir un resultado muy diferente, dependiendo del juez que lo escuche”, indica el especialista.
Este abogado de derechos humanos e inmigración en Boston precisa que existen miles de venezolanos a los que les han emitido órdenes de deportación; sin embargo, aún se encuentran en los Estados Unidos, pero sabiendo que cualquier día podrían obligarlos a salir.
El jurista refiere que el pasado 8 de marzo de 2021 se otorgó el Estatus de Protección Temporal (TPS) a aquellos que habían ingresado antes de esa fecha. El resto de venezolanos que cruzaron la frontera después de la medida no están protegidos por el TPS.
"Para muchos, el largo viaje por el Tapón del Darién, Centroamérica y México, con todos sus peligros y costos, podría terminar nuevamente en Maiquetía, solo un par de años después. Otros podrán probar sus solicitudes de asilo, construir una vida en los EE. UU., con sus luchas y éxitos, y encontrar el camino hacia la ciudadanía estadounidense", enfatiza el experto.
Maira Molina, de la Alianza Venezolana de Utah, enfatiza las condiciones en las cuales están viviendo los que llegan. Refiere que si bien es cierto existen albergues en varios estados para que puedan dormir, estos son de carácter temporal, es decir, máximo 15 días de estadía.
Pero lo que subraya Molina es el hecho de que muchos de estos espacios están colapsados y llegaron al límite de sus capacidades, por lo que muchos migrantes venezolanos, que no tienen redes de apoyo (familiares y amigos) en los Estados Unidos, están pernoctando en las calles, sin tener una visión clara de lo que realmente quieren y llenos de una serie de expectativas del llamado sueño americano muchas veces infundadas y vendidas por redes sociales sin ser ciertas.
Sobre este último punto que destaca Molina, la educadora, especialista en Derechos Humanos e investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, Ligia Bolívar, manifestó en su cuenta en Twitter: "Ya el Darién no es un asunto de terceros. Ayer supe de alguien que conozco que va a tomar la ruta. Hoy supe de otro. Ninguno de los dos sale de Venezuela. Estaban en Colombia y emprenden su segundo intento. Nada los detiene, a pesar de las advertencias sobre los riesgos".
Además, escribió: "Hace 3 semanas conocí a una mujer que pensaba emprender la ruta con un bebé. También un hombre joven que fue y se devolvió, pero solo porque se le acabó el dinero. Piensa volver, convencido de que al llegar a Texas le darán casa. Imposible persuadirlo de su falso sueño americano".
El Gobierno de los Estados Unidos anunció justo antes de publicar este reportaje investigativo una medida excepcional para los venezolanos. El 12 de octubre anunciaron la nueva medida que permite a los venezolanos que se encuentran fuera de Estados Unidos y sus familiares inmediatos viajar a suelo americano de manera regular y segura.
El programa de permiso de permanencia temporal (parole) se implementa para aquellos casos (24.000 cupos) donde el venezolano no cuente con la documentación de entrada a EE.UU. y le otorgará este permiso por un plazo de hasta dos años por razones humanitarias.
La medida establece, además, que aquellos venezolanos que luego del anuncio crucen la frontera por México serán devueltos.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS en sus siglas en inglés) precisa que este beneficio, similar al aplicado para los ucranianos, no aplicará para aquellos venezolanos que hayan ingresado de manera irregular a México y Panamá. Estas personas quedarán fuera de la medida.
Las personas para optar por el parole deberán tener un patrocinador con residencia regular en EE.UU. y realizar el trámite en línea.
El informe 'Las pesadillas del sueño americano' del Centro de Derechos Humanos (CDH) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) indica sobre la medida que los primeros días lejos de ser una medida para asegurar una migración segura se hizo una aplicación retroactiva de la norma.
El centro de la Ucab, en el documento, denuncia que hubo casos de privación ilegítima de libertad y retención de documentos.
"La medida está violando el derecho al debido proceso, al derecho a solicitar, al derecho a la no devolución, a la prohibición de expulsiones masivas y a la protección contra el rechazo en frontera", precisa.
La decisión trajo consigo consecuencias como: personas devueltas de la entrada del Darién, otras varadas en el poblado de Necoclí y otros devueltos a México violando sus derechos.
El Centro de Derechos Humanos "también tuvo información de un grupo de personas devueltas a México que fueron enviadas a la capital del país bajo engaño, alegando que allí serían atendidos por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), cuando lo cierto es que la actividad de la COMAR está descentralizada, por lo que era innecesario su traslado a la capital. Todo indica que la idea es mantenerlos lo más lejos posible de la frontera".
Las organizaciones de derechos humanos como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ven con satisfacción la medida, pero al mismo tiempo les preocupa el tema de restricciones para el acceso al derecho de solicitud de asilo que sufren las personas en la frontera entre México y Estados Unidos.
"Reconociendo el aumento de los movimientos mixtos, los riesgos para las personas afectadas y las presiones sobre los países de la región, las agencias se sienten alentadas por el lanzamiento de una nueva vía segura y regular para la entrada a los Estados Unidos y esperan obtener más detalles sobre su implementación. Estas vías pueden ser esenciales para ofrecer alternativas a movimientos irregulares y peligrosos y una forma eficaz de promover un reparto equitativo de las responsabilidades. También acogemos con satisfacción el anuncio de un aumento significativo del número de visas H-2B para trabajadores temporales para los nacionales de los países del norte de Centroamérica y Haití", detalló el comunicado que emitió la OIM, Acnur y Unicef.
Las organizaciones enfatizan que este tipo de medidas no pueden menoscabar el derecho de estas personas a solicitar asilo.
"El acceso a un territorio seguro para las personas que solicitan asilo es una piedra angular de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y del derecho internacional de los refugiados. Seguimos preocupados por las restricciones al asilo que son incompatibles con las normas del derecho internacional, incluidas las medidas de salud pública impuestas bajo el Título 42, y reiteramos el llamamiento para que se ponga fin urgentemente a las mismas", dice el informe de las organizaciones.
Señalaron que muchas personas sujetas a estas medidas desde su implementación han sido enviadas a comunidades fronterizas con importantes desafíos de seguridad, redes de apoyo limitadas y capacidades de alojamiento inadecuadas, lo que hace que su retorno a México sea peligroso e insostenible.
Estas organizaciones han precisado en varias ocasiones el impacto negativo de estas medidas sobre los solicitantes de asilo.
"Cada día que se mantienen estas políticas, se ponen en riesgo a más personas, familias, niñas y niños desesperados. La seguridad y el bienestar de la niñez, incluidas las niñas y los niños que llegan con sus familiares, son una preocupación fundamental. Su interés superior se debe proteger", se lee en el comunicado.
OIM, Acnur y Unicef aseguran que se puede mantener un sistema de recepción y procesamiento justos y eficaces en las fronteras, sobre todo en la frontera entre México y Estados Unidos.
"Nos comprometemos a trabajar con los Estados de todo el hemisferio para reforzar las capacidades de recepción y procesamiento, apoyar la migración regular y ampliar las vías seguras para las personas solicitantes de asilo y migrantes, en consonancia con las normas internacionales y los objetivos de la Declaración de Los Ángeles sobre Migración y Protección", refiere el texto.
El ingreso anual que debe tener un patrocinador para poder ayudar a un venezolano a viajar a EE.UU. con esta nueva medida.
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