COLEGIO ABANDONADO,
ESTUDIANTES HACINADOS
La maleza cubre el paisaje, abunda la altamisa. Las enredaderas se aferran a las puertas y ventanas de madera. Las escaleras desaparecen, están cubiertas de vegetación. Los faroles y techos son nido de pájaros, allí se reproducen. Las tejas de barro se desmoronan y caen al suelo. Los ladrillos y las columnas de concreto penden de un hilo en un salón, en otro, hay pronunciadas grietas.
Caminar entre los matorrales genera confusión, la millonaria inversión es devorada por la manigua. En los amplios salones, vacíos, húmedos y con lama, los estudiantes solo estuvieron un año, desaparecieron del que para ellos es un campus universitario para regresar a su antiguo colegio, donde reciben clases hacinados.
Vista aérea del colegio Perpetuo Socorro en El Llano
La maleza se apodera de la construcción
El lienzo de este cuadro se pinta en Herrán, municipio de Norte de Santander afectado por una falla geológica. Allí, se construyó un moderno colegio para suplir la carencia de una sede digna para estudiantes, profesores y administrativos. El espacio escogido fue la vereda El Llano, área de expansión de acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial.
La zona, además, fue la recomendada luego de definirse un modelo de reasentamiento del casco urbano de Herrán. Los diseños del colegio Perpetuo Socorro y los planos fueron elaborados por el Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Los Andes.
El colegio se construyó, se inauguró y “lo ocupamos en 2010.
Ayudamos a llevar el mobiliario y la felicidad nos animaba a
estudiar con más ganas. Sin embargo, la ola invernal de ese año
desmoronó un sueño de décadas. Parte de la nueva sede se quebró
y el temor a derrumbes hizo que se cerrara”, dijo Carlos Alberto
Lizarazo Bustos, quien hizo parte de la única promoción graduada
en esa sede.
Él, de 25 años, recordó que ese año se graduaron 30
estudiantes. “El buen resultado en las pruebas Icfes hizo que la
Alcaldía nos ofreciera becas en el Instituto Superior de
Educación Rural de Pamplona. Allí, se formó como tecnólogo
industrial”.
El colegio Perpetuo Socorro de acuerdo con el gobernador de
Norte de Santander, William Villamizar Laguado, fue construido
por el Fondo Adaptación. En los registros de la Contraloría
figura que el valor total invertido fue de $1.353
millones.
“El impacto de la falla geológica en lo educativo ha sido
dramático. Como docente tengo 35 años, la primaria funcionaba en
la calle primera y por el riesgo nos reubicaron en la sede
actual, pequeña y donde nos sentimos hacinados”, dijo la
profesora Blanca Leonor Fernández Buitrago, de 59 años.
Con el traslado de la primaria se habilitaron dos jornadas, el bachillerato de 6:30 de la mañana a 12:30 de la tarde. A esa hora ingresan los niños de primaria, quienes estudian hasta las 5:30 de la tarde.
“Ahí empieza a afectarse la calidad educativa. En El Llano nos sentíamos trabajando a gusto, el ambiente era propicio para educar. Acá con la alteración de los horarios una parte de los estudiantes ingresa muy temprano y otros salen demasiado tarde”.
El rector del colegio Perpetuo Socorro, Gerson Vera Salcedo, dio a conocer que en la institución se forman 566 niños y jóvenes de Herrán, así como 35 venezolanos radicados en la población.
“Tenemos hacinamiento. Pensar en una jornada única es imposible y hay casos como el de sexto grado donde 56 jóvenes deben compartir un pequeño salón”.
Los bloques se levantaron sobre suelo arcilloso y al no
existir un manejo de aguas lluvias, drenajes y filtros
profundos, se afectó la estructura.
Las paredes y
las gradas registran enormes grietas, los techos se caen y la
maleza gana terreno.
Según los expertos, las líneas rojas marcan los lugares donde urgen trabajos de canalización y drenaje para que la estructura no se dañe más.
El alcalde de Herrán, Franio Guillen Orozco Fernández, dio a conocer que se han generado sinergias con la Gobernación de Norte de Santander para la recuperación de la sede en El Llano y ponerla nuevamente en funcionamiento. Para ello y teniendo en cuenta que está a un kilómetro del casco urbano, se cuenta con buses escolares.
“Estimamos que con $500 millones se puede recuperar. Se está revisando el presupuesto para generar un proyecto de regalías y permitir que los estudiantes regresen”, dijo el gobernador, William Villamizar Laguado.
Para que el retorno sea seguro se requiere conocer el estado actual del plantel. El Consejo Departamental de Gestión del Riesgo de Desastres hizo una inspección en la zona en 2017 y generó un informe técnico.
El mismo detalla que “la nueva sede presenta problemas estructurales derivados de la infiltración de agua en las cimentaciones. No hay un sistema perimetral para el manejo de aguas lluvias. En dos edificaciones el daño es irreparable y se recomienda la demolición”.
Tenía los utensilios necesarios para que los estudiantes aprendieran a experimentar y pudiesen apreciar mejor la ciencia y la química.
Este es el estado actual del laboratorio de química en la sede el Llano. Se llevaron las puertas, las llaves del agua, los lavamanos.
El especialista en geotecnia, Carlos del Real Estrada -elaboró
el informe-, detalló que el resto de los bloques pueden
recuperarse con obras de mampostería, habilitando drenajes
perimetrales y filtros profundos.
De esa forma se puede garantizar la estabilidad de las estructuras. El experto explicó que en la zona el terreno es arcilloso y las mismas se asientan liberando agua hasta que se compactan. En ese estado no puede ingresar agua porque suben nuevamente.
Así, debe hacerse un perfecto manejo de las aguas y de acuerdo con el especialista se requeriría de $15 millones por bloque para que las obras de drenajes y filtros sean efectivas.
Mientras la voluntad política del departamento y de la Alcaldía consolida la intervención, se requiere con urgencia eliminar la maleza para que no se siga matando el sueño de los jóvenes de estudiar sin hacinamiento y en una sede como la de El Llano, rodeada de naturaleza.
Las afectaciones tanto en las viviendas como en el colegio Perpetuo Socorro, sede El Llano, se han dado por terrenos arcillosos expansivos, que con el agua se estiran y con la sequía se encogen, lo cual fractura las construcciones.
Después del desalojo la estructura quedó sola y eso agravó el deterioro. Además y pese a que se hizo un cerramiento, los vándalos han hecho de las suyas partiendo vidrios y robándose baños, cables, enchufes, tomas y elementos de valor.
Lo paradójico es que mientras la nueva sede es carcomida por la maleza y el abandono desde hace nueve años, los estudiantes reciben clases hacinados en la antigua sede, ubicada a un costado de la iglesia Católica, cerca del parque.
El terreno de Herrán es montañoso, con elevaciones de 1.500 hasta 2.800 metros sobre el nivel del mar. En el municipio abundan los arroyos y fuentes de agua, como la quebrada La Honda, que nace en el parque natural Tamá.
Los barrios más afectados por la falla geológica de acuerdo con Gestión del Riesgo a nivel local son María Auxiliadora, San Martín y Pablo Sexto. “En ellos se han efectuado obras de mitigación como canalizaciones para evitar la saturación del suelo por el agua”.
Otras medidas son el cambio de la red de alcantarillado, ahora en material antisísmico que no genera fugas, como ocurría frecuentemente con el gres. De igual forma, la red de acueducto dejó de ser galvanizada y se reemplazó por PVC de alta presión.
De acuerdo con un documento de Gestión del Riesgo de Norte de Santander, elaborado en 2017, la cabecera municipal presenta agrietamientos derivados de actividad neotectónica y por ello se evidencian levantamientos, hundimientos, entre otros.
Eduardo Rozo
Periodista
Karina Judex
Multimedia
Juan Pablo Cohen
Fotógrafo